En Colombia y otros países americanos se venden arepas en la calle, en todas partes. Comprensiblemente, son de todas las variedades y cada cual jura que las de su tierra son las más ricas.
El maíz venía del campo, de huertos campesinos herederos de los indígenas, quienes no vendían sino intercambiaban el maíz. Nada podía ser más fácil que moler en una piedra unos granos de maíz, o cocerlos en agua y darle forma plana a la masa, para ponerla al fuego, en una piedra o un tiesto de barro. Por eso se dice que de América son las culturas del maíz.
Frente a eso, moler un grano como el trigo y levantar la masa con la ayuda de una misteriosa levadura y hornearlo, salía demasiado complicado. Eran cosas de expertos. Los campesinos bajaban al pueblo y después de mercar, de salida para la finca, compraban una bolsita de pan de una panadería.
Era más sano, es el punto, comer siempre arepas y de vez en cuando pan. Así debería seguir siendo en América.
Ingredientes:
- 1 o 2 arepas integrales (o artesanales)
- 1 pedazo de aguacate en láminas
- 1 chorrito de aceite de oliva
- 1 tomate pequeño en rodajas
- 1/4 de cebolla blanca o roja en rodajas
- Sal marina
- Pimienta al gusto
Preparación:
Calienta la arepa y añade unas rodajas (o aplasta) el aguacate encima. Completa con aceite de oliva, tomate y cebolla picada y si quieres, cualquier hierba fresca de tu preferencia. Rocía con sal y pimienta y disfruta.
Una nota: muchas arepas industriales contienen margarina y otros ingredientes menos sanos para algunas personas. Por eso mencionamos las arepas artesanales, asumiendo que son de maíz sin procesar. Compra siempre la arepa más natural y artesanal que puedas encontrar o la harina más artesanal que encuentres. Los puestos de arepas de las plazas de mercado son hoy muy sofisticados y proveen desde la harina, los granos cocidos y las masas preparadas, es decir, ya sería muy fácil hacer arepas naturales en casa. Quizás si promovemos ese consumo de pequeños productores evitaremos que todo el maíz se vuelva transgénico.