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Para entender qué tiene de malo el azúcar, debes conocer de qué está hecha.

El azúcar en nuestro organismo se descompone en dos cadenas de azúcar simples; glucosa y fructosa.

La glucosa: Se encuentra en todas las células vivas del planeta.  Si no la obtenemos de la dieta, nuestros cuerpos la producen.

La fructosa: Nuestro cuerpo no la produce en una cantidad significativa y no existe una necesidad fisiológica para ello.

La fructosa solo puede ser metabolizada por el hígado, lo que en cantidades reducidas no causa un problema, pero cuando hay un exceso frecuente o continuo, la fructosa se convertirá en glucógeno y se almacenará en el hígado hasta que lo necesitemos -por ejemplo, en energía cuando hacemos ejercicio-. (1)

Cuando el hígado se llene de glucógeno –lo que usualmente sucede a muchas personas al comer una dieta moderna-, el glucógeno sobrecargará el hígado, forzándolo a convertir la fructosa en grasa (2).  Esto puede provocar hígado graso y todo tipo de enfermedades como la obesidad, cáncer, dolores, colon irritable, diabetes y autoinmunidad.  (3)

El azúcar refinada termina siendo una sustancia altamente efectiva para dañar la digestión, alterar el metabolismo, producir cambios hormonales e inmunológicos y alimentar las células del cáncer.

El cáncer se ha convertido en una de las principales causas de muerte a nivel mundial y se caracteriza por un crecimiento incontrolado a través de la multiplicación de sus células.

La insulina es una de las hormonas clave para regular este crecimiento.  Por esta razón, muchos estudios científicos indican que tener niveles de insulina constantemente elevados -una consecuencia del mismo consumo elevado de azúcar- puede contribuir a la aparición de cáncer, porque las células de cáncer se alimentan de azúcares. (4)

El azúcar oculta en muchos alimentos

Existen alimentos que aportan alto contenido de azúcar hasta sin tener un sabor dulce, como: paqueticos diversos, comida procesada, comida chatarra, jugos y otras bebidas preempacadas, salsas y aderezos, cereales, yogures, lácteos, frutas y vegetales de almidón.  Las harinas y cereales procesadas también se convierten en azúcares en el cuerpo. (5)

Ten en cuenta que el consumo de fruta normalmente no causa problemas. Una persona con niveles normales de azúcar en la sangre puede consumir fruta fresca sin ningún problema.

Los alimentos industrializados normalmente son los peores, porque contienen altas cantidades de azúcares procesados y dañinos.

Un paso rápido a seguir

Evita el azúcar añadido a tus bebidas (o por lo menos reduce su consumo) y evita los dulces preempacados. Acostúmbrate a leer las etiquetas y mira la cantidad total de azúcares en cada producto que compras. Opta por los postres hechos en casa y fruta natural.

Usa endulzantes naturales como la panela, miel de abejas, azúcar de coco, jarabe de yacón o arce o la stevia.

Referencias:

Conlee RK, Lawler RM, Ross PE. Effects of glucose or fructose feeding on glycogen repletion in muscle and liver after exercise or fasting. Ann Nutr Metab. 1987;31(2):126-132. doi:10.1159/000177259 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/3592616/

Stanhope KL, Schwarz JM, Havel PJ. Adverse metabolic effects of dietary fructose: results from the recent epidemiological, clinical, and mechanistic studies. Curr Opin Lipidol. 2013;24(3):198-206. doi:10.1097/MOL.0b013e3283613bca https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23594708/

Boyd DB. Insulin and cancer. Integr Cancer Ther. 2003;2(4):315-329. doi:10.1177/1534735403259152 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/14713323/