La autoinmunidad es un fenómeno en el que las defensas atacan las células propias, causando daño.
Su origen no es un misterio. Cuando tratamos a un paciente con alguna enfermedad autoinmune partimos de la base de que algo está estimulando esa autoinmunidad a diario, que si encontramos qué es y lo controlamos, aplacaremos sus defensas y detendremos el fenómeno.
Los pacientes que lo logran van al reumatólogo y cuando les miden los anticuerpos o les revisan los síntomas, les dicen que la enfermedad está controlada, que podría volver en cualquier momento. Nosotros decimos: podría volver si en cualquier momento vuelven a darse las mismas condiciones o el paciente deja de hacer lo que estaba haciendo para controlarla.
Este es un mensaje de esperanza: trabajemos par encontrar el origen y hagamos todo lo que podamos para controlar los mecanismos que sabemos que disparan la autoinmunidad
Las principales causas de la autoinmunidad son:
- Infecciones crónicas como virus citomegalovirus y de epstein barr, herpes,
- Infecciones que surgen de la disbiosis intestinal
- Intolerancia a alimentos, en especial el gluten y los lácteos, maní, huevo, solanáceas, leguminosas, químicos especialmente de la comida procesada
- Disfunciones inmunes por deficiencia de vitamina D, colon irritable, problemas crónicos de hígado o insuficiencia pancreática exocrina
- Toxicidad crónica
- Estrés crónico
- Problemas emocionales
Para resolver esas causas y mejorar del problema:
- Identificar y eliminar infecciones
- Corregir intolerancias o alergias a los alimentos
- Manejar problemas de base identificados
- Eliminar metales pesados como cadmio, mercurio y plomo
- Retirar amalgamas de la boca si las hay
- Manejar el estrés y las emociones
- Hacer ejercicio
- Bajar la toxicidad (detox)
- Administrar suplementos y antioxidantes según deficiencias
- Administrar selenio y bromelina para controlar los autoanticuerpos
- Evitar suplementos con yodo hasta que los anticuerpos estén negativos