Hay insuficiencia cardíaca cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades de nuestro cuerpo. Sin suficiente flujo sanguíneo, todas las funciones corporales principales se ven interrumpidas.
En algunos casos, el corazón no puede llenarse con suficiente sangre. En otros casos, el corazón no puede bombear sangre al resto del cuerpo con suficiente fuerza. Algunas personas tienen ambos problemas. El término “insuficiencia cardíaca” no significa que nuestro corazón se haya detenido o esté a punto de dejar de funcionar.
¿Qué puede causar la insuficiencia cardiaca?
Esta condición a menudo ocurre después de un ataque al corazón, pero también puede ser el resultado de un problema con las válvulas cardíacas que controlan el flujo de sangre en el corazón.
Fatiga excesiva, aumento de peso repentino, pérdida de apetito, tos persistente, pulso irregular, pálpitos del corazón, hinchazón abdominal, falta de aliento, hinchazón de piernas y tobillos, venas del cuello que sobresalen, son algunos de los síntomas asociados a la insuficiencia cardíaca.
La causa más común de insuficiencia cardíaca es la enfermedad de las arterias coronarias, un trastorno que causa el estrechamiento de las arterias que suministran sangre y oxígeno al corazón. Otras condiciones que pueden aumentar el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca incluyen: cardiomiopatía, un trastorno del músculo cardíaco que hace que el corazón se debilite, un defecto cardíaco congénito, un infarto, enfermedad valvular cardíaca, ciertos tipos de arritmias o ritmos cardíacos irregulares, la hipertensión, una enfermedad del pulmón, diabetes, una tiroides hiperactiva o poco activa, VIH-SIDA, formas graves de anemia, algunos tratamientos contra el cáncer como la hemoterapia C y el abuso de drogas o alcohol.
¿Cómo se puede prevenir la insuficiencia cardíaca?
Llevar un estilo de vida saludable puede prevenir el desarrollo de la insuficiencia cardíaca o ayudar a tratarla.
Perder peso y hacer ejercicio regularmente puede disminuir significativamente el riesgo de insuficiencia cardíaca.
Reducir la cantidad de sal en tu dieta también puede reducir el riesgo.
Otros hábitos de vida incluyen:
- Reducir la ingesta de alcohol
- Dejar de fumar
- Evitar alimentos ricos en grasas saturadas y procesadas
- Obtener una cantidad adecuada de sueño
La genética carga el arma, pero el estilo de vida aprieta el gatillo
La forma en que comemos, cuánto hacemos ejercicio, cómo manejamos el estrés y nuestra exposición a las toxinas en el ambiente contribuyen a los problemas de colesterol alto, hipertensión, alto nivel alto de azúcar en la sangre y, por supuesto, a enfermedades del corazón. Debemos preguntarnos qué causa estos factores de riesgo, como presión arterial alta, azúcar alta en la sangre o colesterol en primer lugar.
La investigación muestra que cambiar tu estilo de vida es la intervención más poderosa para prevenir enfermedades cardíacas y tratarlas que cualquier medicamento.
El estudio “EPIC” publicado en Archives of Internal Medicine incluyó 23,000 personas que se adhirieron a cuatro comportamientos simples: no fumar, hacer ejercicio 3.5 horas a la semana, comer una dieta saludable y mantener un peso saludable. Sólo la adhesión a esos cuatro comportamientos previno el 93% de la diabetes, el 81% de los ataques cardíacos, el 50% de accidentes cerebrovasculares y el 36% de todos los cánceres.
Otro estudio, INTERHEART, publicado en The Lancet en 2004, analizó a 30,000 personas en 52 países. Los investigadores encontraron que cambiar el estilo de vida podría prevenir al menos el 90% de todas las enfermedades cardíacas.
Otras investigaciones muestran también que la intervención en el estilo de vida se vuelve más efectiva que casi cualquier otra intervención médica tradicional para reducir las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, la insuficiencia cardíaca, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer, la diabetes y las muertes por todas las causas.
Nuestro entorno, los hábitos que llevamos y los alimentos, a su vez, cambian la expresión de nuestros genes, modulando la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción metabólica, es decir, los mecanismos por los cuales nos enfermamos y desarrollamos enfermedades cardíacas junto con otros problemas.
Al mismo tiempo, las intervenciones en el estilo de vida ayudan a que el tratamiento médico sea más efectivo.
El Dr. David Jenkins, de la Universidad de Toronto, comparó el tratamiento con medicamentos con estatinas (el medicamento para el colesterol número uno) con una dieta rica en fibra húmeda, almendras, soya y esteroles vegetales. Los investigadores en este estudio encontraron que, si bien encontraban beneficios casi iguales, la dieta se volvió más efectiva para reducir la inflamación y la homocisteína (un marcador de riesgo de enfermedad cardíaca).
En pocas palabras, la medicina preventiva se convierte en la mejor forma de medicina
Las siguientes son algunas modificaciones simples que pueden ser de gran ayuda para prevenir o revertir la enfermedad cardíaca.
- Come una dieta saludable. Aumenta los alimentos integrales y saludables ricos en nutrientes y fitonutrientes. Apúntale a consumir 8 a 10 porciones de frutas y verduras coloridas todos los días. Estos alimentos están cargados de vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y moléculas antiinflamatorias que combaten enfermedades.
- Estabiliza el azúcar en la sangre. Los estudios muestran que los desequilibrios de azúcar en la sangre contribuyen a la enfermedad cardíaca. Estabiliza tu azúcar en la sangre con proteínas, grasas saludables y carbohidratos saludables en cada comida. Nunca comas carbohidratos solos y evita los azúcares procesados.
- Aumenta el consumo de fibra. Sube hasta 50 gramos de fibra cada día. Los alimentos ricos en fibra incluyen verduras, nueces, semillas y frutas bajas en azúcar como las bayas.
- Evita la comida chatarra procesada. Esto incluye refrescos, jugos y bebidas dietéticas, que afectan negativamente el metabolismo del azúcar y los lípidos. No te dejes engañar, porque el jugo de fruta 100% natural es esencialmente azúcar pura y líquida porque el procesamiento elimina la fibra de la fruta.
- Aumenta los ácidos grasos omega-3. Come alimentos antiinflamatorios como el pescado de agua fría; salmón, sardinas y arenque, así como semillas de lino e incluso algas. La grasa saludable realmente beneficia a tu corazón al mejorar la balanza del colesterol. También reduce las pequeñas y peligrosas partículas de LDL que contribuyen a la enfermedad cardíaca al convertirlas en partículas de LDL ligeras, esponjosas y seguras.
- Elimina todas las grasas hidrogenadas. La grasa hidrogenada se esconde en la margarina, manteca, aceites procesados y muchos productos horneados y alimentos de paquete como galletas dulces y galletas saladas. Incluso cuando la etiqueta dice “sin grasas trans”, la palabra “hidrogenado” indica que el producto contiene grasas trans en uno o más de los ingredientes. Usa aceites saludables como el aceite de coco (rico en triglicéridos de cadena media o MCT ), aceite de oliva extra virgen prensado en frío, aceite de sésamo y otros aceites de nuez.
- Evita o reduce la ingesta de alcohol. El alcohol puede aumentar los triglicéridos, contribuir al hígado graso y crear desequilibrios de azúcar.
- Toma suplementos de calidad. En combinación con una dieta saludable y un programa de ejercicio, los suplementos pueden mejorar drásticamente la salud cardiovascular. Toma un buen complejo multivitamínico/mineral junto con un suplemento de aceite de pescado purificado que contenga de 1.000 a 2.000 miligramos por día de EPA/DHA. (Es posible que necesites dosis más altas si tienes niveles bajos de HDL y triglicéridos altos). También es recomendable un suplemento de fibra para reducir el colesterol y equilibrar los niveles de azúcar en la sangre.
- Sal a la calle y muévete. La investigación muestra que 30 a 45 minutos de ejercicio cardiovascular al menos cinco veces a la semana pueden beneficiar a tu corazón. Después de todo, tu corazón es un músculo y los músculos necesitan ejercicio.
- Aprende a manejar los niveles de estrés. Lamentablemente, el estrés crónico a menudo desencadena una cascada de eventos que causan ataques cardíacos. Además, el estrés aumenta la inflamación, el colesterol y el azúcar en la sangre, la presión arterial e incluso aumenta la probabilidad de que la sangre se coagule. Una buena forma de lidiar con el estrés y controlarlo puede ser el Yoga, Tai Chi, meditación y técnicas de respiración pueden reducir el estrés.
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