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Llamamos comida chatarra o basura (una traducción del inglés junk food) a los productos alimenticios que tienen dudosas cualidades nutricionales, además nos rodean en cada esquina de la ciudad: son fáciles de producir a partir de ingredientes y procesos industriales, son fáciles de consumir, con precios accesibles, cuentan con toda publicidad del mundo y ahora ya ni siquiera tenemos que caminar para conseguirla, se encuentra dentro de las oficinas o te la traen a la casa en menos de media hora.

Esta clase de comida sólo genera más apetito y antojos; en gran parte por el exceso de sal y azúcar que contienen

Hablamos de comidas rápidas y bebidas, y en nuestra experiencia, debemos incluir no sólo los sandwichs, hamburguesas, pizzas y hot dogs, sino los productos de panaderías, cafés industriales y los expendios de pollo frito.

¿Por qué es un problema?

Además de que nunca calmarás el hambre con la comida chatarra, la mayoría de ella trae varios alimentos problemáticos: lácteos, vegetales de almidón, grasas saturadas, harinas, carnes procesadas y gluten.

Su origen viene de plantas industriales con aditivos químicos, edulcorantes, grasas saturadas y trans, harinas refinadas, azúcares refinados, gluten y lácteos. Sumándole al hecho de que se empacan en plástico, icopor y tienen un alto contenido de sodio.

Todo esto produce daño oxidante en nuestro cuerpo, detonando múltiples problemas de salud como hipertensión, obesidad, cáncer, colon irritable, diabetes e inflamación. Sin contar los múltiples problemas y síntomas que causan los químicos y edulcorantes. (1, 2, 3, 4, 5)

Da el primer paso, hay un camino mejor

Comienza a hacer consciencia del problema: el consumo diario de estos productos, que no son alimentos en el sentido saludable (algo que nació en la tierra o tiene mamá) están causando una verdadera epidemia de enfermedades crónicas, y alterando nuestros patrones alimenticios, condicionándonos a comer de esta manera por generaciones.

Consumir alguno de estos productos de vez en cuando puede no ser un problema de salud, en especial cuando hay celebraciones. Pero el verdadero camino está en comer alimentos de verdad.

Cuando comienzas a reducir el consumo de estos productos e introducir alimentos saludables, sencillamente tu cuerpo ya no te los necesitará.

Come al menos el 80% de alimentos que nacieron en la tierra y 20% de aquellos que caminaron sobre ella o tienen mamá

A través de nuestras recomendaciones seguirás encontrando nuevas y mejoradas formas de alimentarte, y lograr que cada día sea mejor: con menos carga y con mayor energía.

 

Referencias:

Bahadoran, Z., Mirmiran, P., & Azizi, F. (2016). Fast Food Pattern and Cardiometabolic Disorders: A Review of Current Studies. Health promotion perspectives, 5(4), 231–240. https://doi.org/10.15171/hpp.2015.028

Myles I. A. (2014). Fast food fever: reviewing the impacts of the Western diet on immunity. Nutrition journal, 13, 61. https://doi.org/10.1186/1475-2891-13-61