Bajar la toxicidad
Uno de los efectos secundarios más molestos del tratamiento contra el cáncer es la producción de restos celulares y el aumento de la toxicidad por los propios medicamentos. Se hace necesario mejorar la capacidad del organismo de eliminar todas esas toxinas propias y extrañas. Antes de lograr que el hígado funcione correctamente y de conseguir que se movilicen las toxinas atrapadas en la grasa de tu cuerpo, debes asegurarte de poder expulsar finalmente las toxinas, a través de las heces, la orina y el sudor.
Consigue mínimo una o dos evacuaciones intestinales al día, orinar frecuentemente y sudar de manera regular y profusa a través del ejercicio o con baños de vapor. De esta manera evitarás reabsorber toxinas y bajarás tus niveles de toxicidad.