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Existe un vínculo muy fuerte entre el azúcar añadida y la hipertensión.

Según el estudio de salud de la mujer de Framingham, las mujeres que bebían un refresco por día tenían niveles de presión sanguínea más altos que las que bebían menos de un refresco por día.

Pero no es sólo el azúcar: todos los carbohidratos refinados, como el que se encuentra en la harina blanca, se convierten rápidamente en azúcar en el torrente sanguíneo y pueden causar problemas

Algunos estudios han demostrado que las dietas bajas en carbohidratos también pueden ayudar a reducir la presión arterial.

En resumen: los carbohidratos refinados, y especialmente el azúcar, pueden elevar la presión arterial. Las dietas bajas en carbohidratos pueden ayudar a reducir y controlar la hipertensión.

 

Referencias:

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