La hemofilia es un trastorno de la coagulación de la sangre, por lo que es importante comprender el sistema circulatorio.
El corazón bombea sangre a todo el cuerpo y la sangre se transporta a través del cuerpo en tubos o “vasos” llamados arterias, venas y vasos capilares. Algunos son grandes (arterias y venas) y otros son pequeños (vasos capilares).
¿Cómo se inicia y se detiene una hemorragia?
La hemorragia empieza cuando un vaso capilar se lesiona y la sangre se derrama. El vaso capilar se contrae para ayudar a disminuir la hemorragia. Enseguida, unas células sanguíneas llamadas plaquetas forman un tapón para detener la lesión.
Después, muchos factores de coagulación del plasma (una parte de la sangre) trabajan en conjunto para formar un coágulo sobre el tapón. Esto fortalece al tapón y detiene la hemorragia.
¿Por qué las personas con hemofilia a veces sangran durante más tiempo que otras personas?
Porque a estas personas les falta un factor de coagulación o el nivel del mismo es bajo. Esto sucede porque nacen así.
Esto le dificulta a la sangre formar un coágulo, así que la hemorragia continúa por más tiempo de lo normal. No sangran más rápido, puesto que el plasma tiene muchos factores de coagulación, pero sí por más tiempo.
Los síntomas más comunes:
Las personas con hemofilia pueden sufrir hemorragias en cualquier parte del cuerpo; a veces son visibles y a veces no. Normalmente, éstas ocurren después de una lesión o una cirugía. También pueden ocurrir sin motivo aparente. A estas se les llama hemorragias espontáneas.
Los niños con hemofilia son más propensos a las heridas, incluso comenzando a caminar y durante su adolescencia. A medida que crecen, las hemorragias espontáneas son más comunes y afectan las articulaciones y los músculos.
Hemorragia articular: ¿cuál es su causa?
Todas nuestras articulaciones están cubiertas de una superficie lisa llamada cartílago, donde los huesos se encuentran parcialmente unidos por una cápsula articular con un revestimiento llamado membrana sinovial. Esa membrana está cubierta de pequeños vasos sanguíneos y produce un fluido aceitoso y resbaloso que ayuda a la articulación a moverse con facilidad.
Si los capilares de la membrana sinovial se lesionan, sangrarán.
A menudo no hay motivo aparente para la hemorragia, especialmente cuando la hemofilia es severa.
En una persona que no padece hemofilia, el sistema de coagulación detiene la hemorragia rápidamente; pero en personas con hemofilia la hemorragia continúa, haciendo que la articulación se inflame y cause dolor.
¿Qué ocurre durante una hemorragia articular?
Las hemorragias se sienten como un hormigueo y calor en la articulación. Conforme la sangre llena la cápsula, la articulación se inflama y se torna dolorosa y difícil de mover.
Sin tratamiento, la presión de la inflamación eventualmente detendrá la hemorragia. Después, unas células especiales absorberán la mayor parte de la sangre de la articulación.
¿Cuáles son las hemorragias articulares más comunes?
Ocurren en tobillos, rodillas y codos. También pueden ocurrir hemorragias en otras articulaciones, incluyendo dedos de los pies, hombros y caderas.
Por lo general, las articulaciones de las manos no se ven afectadas, excepto como resultado de una lesión.
Hemorragia muscular: ¿cuándo sucede?
Ocurren cuando los capilares de los músculos se lesionan. Algunas veces, la causa es conocida como un golpe, pero las hemorragias también pueden ocurrir sin motivo aparente.
¿Qué ocurre durante una hemorragia muscular?
El músculo se sentirá rígido y doloroso. La hemorragia causa una inflamación, se siente caliente el músculo y duele al tacto. Si la hemorragia está cerca de la piel, podría haber moretones.
En algunos músculos profundos, la inflamación podría ejercer presión en nervios y arterias, causando hormigueo y adormecimiento.
¿Cuáles son las hemorragias musculares más comunes?
Ocurren en pantorrillas, muslos y parte superior de los brazos. Las hemorragias en el músculo psoas (en la parte frontal de la cadera) y los músculos del antebrazo también son comunes. Estas hemorragias pueden ejercer presión en nervios y arterias, ocasionando daños permanentes.
Las hemorragias en los músculos de las manos son poco comunes y por lo general resultado de una lesión.
¿Cuáles son los efectos a largo plazo de las hemorragias musculares?
Después de hemorragias repetidas, los músculos pueden debilitarse, quedar marcados con cicatrices y encogerse más de lo normal (algunas veces de manera permanente) y ya no podrán proteger a las articulaciones.
Las articulaciones que se encuentran a los extremos del músculo no podrán moverse adecuadamente y podrían tener hemorragias con mayor frecuencia. Si durante las hemorragias musculares los nervios resultan dañados, el músculo podría debilitarse o hasta paralizarse.
El daño permanente a articulaciones, músculos y nervios afectará la forma en cómo una persona se sienta, se pone de pie y camina.
¿Cómo tratar una hemorragia en casa?
Aplica los primeros auxilios tan pronto como sea posible a fin de limitar la gravedad de la hemorragia y los daños:
● REPOSO: El brazo o la pierna afectada deben descansar sobre almohadas o sostenerse con un cabestrillo o vendaje. La persona no debe mover la articulación que sufre la hemorragia o caminar con ella.
● HIELO: Envolver un paquete de hielo en una toalla húmeda y ponerlo sobre la hemorragia. Después de cinco minutos, retirar el hielo por lo menos durante diez minutos y mantener la alternancia: cinco minutos con hielo, diez minutos sin hielo, mientras la articulación se sienta caliente. Esto puede ayudar a disminuir el dolor y limitar la hemorragia.
● COMPRESIÓN: Las articulaciones pueden envolverse con un vendaje de tensión o media elástica. Esta suave presión puede ayudar a limitar la hemorragia y brindar soporte a la articulación. En caso de hemorragias musculares y si hay sospecha de lesión a un nervio, la compresión debe aplicarse cuidadosamente.
● ELEVACIÓN: Eleva la zona de la hemorragia por arriba del nivel del corazón. Esto podría disminuir la pérdida de sangre al reducir la presión en la zona.
Referencias:
Guía de la Federación Mundial de Hemofilia, 2005