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Cerca del 95 % de los diabéticos corresponden a los no-insulino dependientes; aunque indudablemente hay un factor genético importante, es claramente una enfermedad nutricional.

El procesamiento industrial de los alimentos en la dieta occidental es el factor dominante en el desarrollo de la enfermedad.

Componentes nutricionales esenciales como los ácidos omega 3 y 6, el cromo, el vanadio y el magnesio, han sido relacionados con la sensibilidad a la insulina y su adecuado funcionamiento; la dieta occidental es insuficiente para proveer los requerimientos de cromo del organismo, y es muy frecuente la deficiencia de magnesio en la dieta.

Una correcta intervención nutricional para prevenir y tratar la resistencia a la insulina y la intolerancia a la glucosa, son necesarias para evitar el progreso hacia la diabetes. De igual manera, mantener un adecuado índice de masa corporal y hacer ejercicio regularmente son factores críticos en la prevención. El ejercicio activa los receptores musculares de la insulina, aumenta el número de mitocondrias en los músculos mejorando el metabolismo y el consumo de energía a nivel muscular.

La transición de un estado de tolerancia a la glucosa alterada a una diabetes tipo 2 puede estar influenciada por factores étnicos, grado de obesidad, distribución de la grasa corporal, estilo de vida sedentario, el proceso de envejecimiento, además de los factores nutricionales, entre otros. Se trata de un problema de salud multifactorial.

Los principales factores nutricionales implicados en el desarrollo de la diabetes son:

  1. La obesidad y el sobrepeso (1). Un índice de masa corporal inadecuado, obesidad de tipo central o visceral (cuerpo de manzana); una relación cintura/cadera mayor a 0,88 en mujeres y 0,90 en hombres son indicadores de resistencia a la insulina. Se considera la principal causa de la diabetes NID.
  2. Consumo elevado de carbohidratos, en especial los refinados como los azúcares y harinas blancas. Es la principal causa del sobrepeso y la obesidad en el mundo.
  3. Exceso en el consumo de grasas saturadas  y deficiencia en las grasas esenciales (poliinsaturadas), con exceso de las primeras y deficiencia en las esenciales.
  4. Deficiencia de cromo (2) en la dieta con aporte inferior a los 50 mcgs/día. Es causa de intolerancia a la glucosa, hiperglicemia, disminución del número de receptores de insulina, disminución del colesterol HDL e incremento del colesterol total y los triglicéridos. Una dieta alta en carbohidratos es deficiente en cromo y además aumenta sus requerimientos para metabolizarlos.

Adicionalmente, las dietas insulinogénicas, ricas en azúcares, harinas, o comidas copiosas, incrementan notablemente la excreción urinaria de cromo aumentando su deficiencia.

La resistencia a la insulina también está relacionada con deficiencias de magnesio, calcio, potasio, zinc, vanadio y cromo, además de aminoácidos como la arginina, carnitina y taurina.

Deficiencia en el consumo de fibra soluble y fitoquímicos benéficos. En una gran cantidad de plantas se han identificado productos fitoquímicos que estimulan la producción de la insulina, otros que mejoran sus efectos o que facilitan la unión de la insulina a sus receptores; muchos ellos son hipoglicemiantes (3).

Los efectos antioxidantes también juegan un importante papel en el mantenimiento de la integridad o en la prevención del daño celular. Entre las principales fuentes de antioxidantes están la canela en polvo, el té verde, los berrys (arándanos, cerezas, agrás, moras), el asaí, las frutas y los vegetales de colores fuertes, especias como el jengibre y la cúrcuma (4).        

Las plantas y la diabetes:

Numerosos estudios han demostrado efectos hipoglicemiantes en cerca de 400 plantas diferentes; entre ellas las siguientes:

  • Galega officinalis: a partir de la cual se descubrió la metformina
  • Gingsen: contiene ginsenoides (saponinas esteroidales) con acción hipoglicémica. Usada para la diabetes por más de 2.000 años en lejano oriente (5).
  • Momordica Charantia (Bitter Melon): contiene un Polipétido P que tiene estructura y efectos similares a la insulina bovina. Usada tradicionalmente en zonas de Africa, Lejano oriente y América.
  • Trigonella foenum graecum (Fenugreek): contiene el alcaloide trigonelline, que reduce la glicemia pre y postprandial. Usada en la medicina Hindú.
  • Gymnema Sylvestre (Gurmar). Se ha postulado que mejora la producción endógena de insulina. Es de uso milenario en la India.
  • Allium cepa (cebolla) y Allium sativum (ajo): Tienen efecto hipoglicemiante por compuestos sulfurados encontrados en sus aceites, como el allyl propil disulfide (en las cebollas) y diallyl disulfide (allycin) del ajo.
  • Vaccinium myrtillus (Bilberry). Conocidos como Arándanos. Además de su efecto hipoglicemiante se le conoce por sus efectos en la corrección de alteraciones en la microvasculatura, particularmente en la retinopatía; también se utiliza en el tratamiento de la neuropatía periférica por inhibir el acúmulo de sorbitol en los nervios periféricos, uno de los factores causantes de la neuropatía.
  • Aloe vera: se utiliza como hipoglicemiante en la península arábiga
  • Pterocarpus marsupium y otras plantas que contienen Epicatechin. Utilizadas milenariamente en la India. En los estudios se ha demostrado que previenen el daño de las células beta del páncreas.
  • Otros nutrientes que mejoran la diabetes tipo 2:

  • Cromo: mejora la sensibilidad a la insulina favoreciendo su fijación a los receptores de la insulina, incrementa el número de receptores de la insulina, mejora la tolerancia a la glucosa, disminuye la PCR.
  • Magnesio: su deficiencia se asocia a complicaciones de la enfermedad, en especial la retinopatía
  • Zinc: la deficiencia se asocia a la resistencia a la insulina
  • Calcio: mejora la sensibilidad a la insulina en algunos pacientes
  • Potasio: deficiencia se asocia a la resistencia a la insulina
  • Sulfato de vanadio: Mejora la sensibilidad a la insulina
  • L-Carnitina: mejora la sensibilidad a la insulina después de la infusión intravenosa; es fundamental en el metabolismo de los lípidos.
  • La taurina: puede mejorar la sensibilidad a la insulina
  • L-arginina: mejora la sensibilidad a la insulina después de la infusión intravenosa, mejora la perfusión sanguínea y es antiagregante plaquetaria, acelera la reparación de tejidos (úlceras, pie diabético).
  • L-Triptófano: mejora el metabolismo de azúcares y grasas
  • Creatina: mejora el metabolismo de grasas y la producción de energía a nivel muscular
  • La vitamina E: reduce la glicosilación, proporciona una actividad antioxidante
  • La vitamina C: reduce la glicosilación, proporciona una actividad antioxidante
  • La vitamina B6: mejora el metabolismo de la glucosa y la función nerviosa, es coenzima fundamental en las mitocondrias.
  • La biotina: mejora el metabolismo de glucosa y la función nerviosa
  • El glutatión: mejora la sensibilidad a la insulina después de la infusión intravenosa
  • Omega-3 (ácidos grasos esenciales): Mejoran la sensibilidad a la insulina
  • La coenzima Q10: mejora la sensibilidad a la insulina en algunas poblaciones
  • El ácido lipoico: mejora la sensibilidad a la insulina, tiene actividad antioxidante

 

Referencias:

Kahn, B. B., & Flier, J. S. (2000). Obesity and insulin resistance. The Journal of clinical investigation, 106(4), 473–481. https://doi.org/10.1172/JCI10842

A scientific review: the role of chromium in insulin resistance. Diabetes Educ. 2004;Suppl:2-14. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15208835/

https://Weickert MO, Pfeiffer AFH. Impact of Dietary Fiber Consumption on Insulin Resistance and the Prevention of Type 2 Diabetes. J Nutr. 2018;148(1):7-12. doi:10.1093/jn/nxx008 pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29378044/ https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29378044/