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Estamos frente a una verdadera epidemia de trastornos de conducta relacionados con la depresión. Durante la última década se ha ido abriendo paso con más fuerza una teoría que expone el origen inflamatorio de estos trastornos. Los tratamientos con fármacos y otros parecen aliviar pero no revertir el problema. Puede ser que para muchos pacientes valga la pena considerar esta teoría y enfrentar una posible causa como la inflamación.

Según esta teoría, cuando un paciente describe síntomas de fatiga, niebla cerebral, bajo estado de ánimo y estreñimiento, junto con una ansiedad frecuente y debilitante, es probable que una inflamación crónica está dando origen a la depresión.

Muchos pacientes luchan con la depresión por años, tomando los medicamentos que se les recetan, viviendo con pensamientos suicidas o sufriendo hospitalizaciones por episodios extremos. Pero aún en casos con diagnósticos antiguos de depresión, una vez que se abordan las causas de inflamación crónica, los síntomas de depresión disminuyen.

Lo primero que debe proponerse es una dieta de eliminación por 21 días, diseñada para eliminar todos los desencadenantes inflamatorios de ​​los alimentos. Puede ser difícil de creer, pero después de un mes de estricta adherencia a esta forma de comer, desintoxicarse y meditar, muchos pacientes pueden no requerir más intervenciones.

La depresión, en la mayoría de casos, comienza en nuestro intestino

La evidencia médica ha señalado el papel de la inflamación en los trastornos mentales por más de 20 años.(1) Quizás nunca hemos oído hablar de eso o nuestros médicos no lo han explorado antes de escribir una receta con fármacos. La razón es al retraso de casi 20 años desde que se realiza un descubrimiento clínico hasta que esta “nueva” información finalmente cambia la práctica de los médicos.(2)

La depresión es como una fiebre

Consideremos el siguiente símil: la depresión es como una fiebre de origen desconocido; sabemos que el cuerpo tiene una alta temperatura, pero no sabemos qué la está causando. Los síntomas depresivos serían la manifestación, al igual que la fiebre, de causas que afectan las hormonas y los neurotransmisores.

Si nos sumergimos hasta el origen, encontraremos un río de marcadores inflamatorios pasando por allí. La fuente de la inflamación puede ser una causa singular, como una infección en el cuerpo, o multifacética, como en las personas expuestas a un alto estrés, una dieta pobre y sustancias tóxicas ambientales.

La evidencia médica nos dice que la inflamación es un determinante muy relevante de síntomas como:

  • Bajo estado de ánimo
  • Pensamiento lento 
  • Conductas evasivas 
  • Alteraciones en la percepción 
  • Cambios metabólicos

Podemos ver que estos signos de inflamación sean etiquetados como depresión, niebla cerebral, falta de alegría, mal humor, etc.

Explicando el mecanismo

Estas importantes asociaciones entre el estado de ánimo, el comportamiento y la depresión son posibles gracias a los biomarcadores. En pocas palabras, un biomarcador es un dato de laboratorio biológico con el cual se pueden medir los cambios dentro del organismo. Cuando un marcador está bajo o alto, nos da una pista de que algo está sucediendo dentro del cuerpo. Las citocinas son biomarcadores que transmiten los mensajes del sistema inmune. La presencia en la sangre de citocinas específicas es un claro indicador de que la inflamación está presente en el cuerpo.

Varias investigaciones han demostrado que en casos de depresión melancólica, trastorno bipolar y depresión posparto, las células blancas de la sangre expresan genes proinflamatorios que causan secreción de citoquinas.(3)

El efecto que esto tiene en el individuo es como un dominó: el aumento de citoquinas conduce a una disminución de la sensibilidad al cortisol (la hormona del estrés del cuerpo y amortiguador contra la inflamación).(4) Y esto mantiene el ciclo de inflamación andando.

Una vez que se activan en el cuerpo, estos agentes inflamatorios transfieren información al sistema nervioso, generalmente a través de la estimulación de nervios importantes como el vago, que conecta el intestino y el cerebro.(5) Las células especializadas en el cerebro llamadas microglia se activan por el estado inflamatorio. La microglia activada produce una enzima que se ha demostrado que aleja el triptófano, un aminoácido esencial, de la producción de serotonina y melatonina y lo lleva hacia la producción de ácido quinolínico, que está relacionado con síntomas de ansiedad y agitación.(6)

Estos son solo algunos de los cambios biológicos que pueden ocurrir cuando la inteligencia innata de nuestro cuerpo nos indica que algo está mal. 

 

Fuente:

Una mente propia: Cómo pueden las mujeres curar sus cuerpos para recuperar sus vidas”, por Kelly Brogan, MD. Copyright © 2018 – Kelly Brogan MD